Padecimientos estomacales y respiratorios entre los focos rojos
Kaled Gutiérrez
Expertos en la salud han detectado casos de dengue, infecciones respiratorias y diarrea en Acapulco tras el paso del huracán Otis la semana pasada.
En recorridos por las calles del centro del puerto se pueden observar toneladas de basura tiradas, junto con agua estancada y lodazales.
Sonia López, miembro de la Sociedad Mexicana de la Salud, explicó que, con la acumulación de agua y basura, el criadero de mosquitos que transmiten el dengue ha aumentado.
Giorgio Franyuti, director de la organización Medical Impact, advirtió que estas infecciones podrían ocasionar más muertes que el mismo siniestro natural registrado el 25 de octubre.
De acuerdo con el especialista y ex presidente de la Sociedad Mexicana de la Salud Pública, Jesús Felipe Gonzales Roldán, las infecciones respiratorias agudas también tendrán un impacto dado la temporada invernal y a causa del virus, influenza y COVID 19.
La probabilidad de que las personas estén consumiendo agua contaminada con materia fecal es grande, igualmente como las infecciones en la piel, dermatitis, micosis en pies y manos. El aumento de piojos y chinches no se quedan atrás.
Pero, así como las enfermedades físicas, se tiene también la alerta de problemas en la salud mental, las crisis por pérdidas familiares y materiales son causas principales de ellas.
Sin duda son problemas que han surgido debido a este desastre natural y el hecho de que no haya farmacias para surtir medicamentos por los saqueos y la falta de funcionamiento en partes de hospitales hacen que la población se enfrente cada día a esta amarga realidad.
El esfuerzo que existe para la limpieza se ha centralizado en el corazón turístico de Acapulco, dejando comunidades a los alrededores sin visualización, lo cual, si se sigue así, es probable que haya muertes por estas infecciones.