Papel y Tinta
@Jerez
Pablo Camberos
El tiempo según la Real Academia Española de la Lengua es la duración de las cosas sujetas a mudanza, es decir de evolución, de transformación.
El tiempo, en mi opinión, es el bien más valioso que poseemos. Desde una perspectiva física, el tiempo es una dimensión en la que los sucesos ocurren de manera lineal. Es decir, los eventos tienen un inicio, un desarrollo y un final, y todos ellos transcurren en una secuencia temporal. Sin embargo, el tiempo también puede ser visto como una construcción social y cultural, ya que cada sociedad y época ha tenido su propia forma de medirlo y concebirlo. La historia de la humanidad está medida en tiempo. Desde la antigüedad se inventaron sistemas de medición como el calendario y el reloj.
Cada persona tiene su propia forma de percibir el tiempo, dependiendo de su edad, su cultura, su estado emocional y otros factores. Por ejemplo, cuando estamos disfrutando de una actividad que nos gusta, el tiempo parece pasar más rápido, mientras que cuando estamos aburridos o esperando algo, ese momento parece pasar más lento. Además, el tiempo puede ser percibido de manera subjetiva en función de nuestra memoria, ya que los recuerdos influyen en cómo recordamos el pasado y cómo proyectamos el futuro.
Además, el tiempo ha sido representado en el arte y la literatura. Como ejemplo, tenemos la novela de Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad. En ella, el premio Nobel, rompe la concepción lineal del tiempo y mezcla el futuro, pasado y presente. Pero la cosa más importante es que habla del tiempo circular o cíclico, a través de dos de los personajes más importantes, Úrsula Iguarán y Pilar Ternera, que dicen que el tiempo parece repetirse.
Mario Benedetti en “La Tregua” nos da sólo una mirada en una etapa de la vida de Santomé. El autor nos lleva el día a día a través del diario del protagonista. Todo ocurre durante un año. Pero en las entradas del diario da retrospectivas al pasado.
A propósito, también del tiempo, Charles Chaplin en su película “Candilejas” (Limelight) mencionó que: “El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra el final perfecto”.
Es posible que sólo seamos permeables a una anécdota bien narrada, pero nuestros gustos personales se moldean en torno de la propia experiencia, a un período puntual de nuestras vidas. Lo que hacemos con nuestro tiempo siempre debe ser una elección. Dedicar o no dedicar momentos de calidad a los nuestros es una elección de cada uno de nosotros. ¡Nos falta tiempo, sí! Pero siempre tenemos algo de tiempo para compartir, para escuchar, para ayudar, para amar a los que nos rodean. Lo demás, son excusas.
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