LA CONDESA A TRAVÉS DEL LENTE: HISTORIA Y MISTICISMO
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RINCONES PERFECTOS PARA FOTOGRAFIAR
Por: Rodrigo Alfredo Luna Sánchez

La colonia Condesa es uno de esos lugares de la Ciudad de México donde la vida cotidiana y la estética se encuentran a cada paso. Recorrerla con una cámara en mano es casi obligatorio: entre parques, camellones arbolados, fuentes y edificios con historia, todo se presta para hacer fotografía y construir relatos visuales.
Aunque hoy la pensamos como una zona moderna y “cool”, su trazo aún deja ver el pasado del antiguo Hipódromo de la Condesa. De ahí vienen las curvas de la avenida Ámsterdam y los camellones amplios que la cruzan. Esos camellones, llenos de árboles altos, jardineras y bancas, ofrecen perspectivas muy fotogénicas: líneas que se pierden al fondo, luces filtradas entre las copas y escenas cotidianas de gente paseando perros o andando en bici. Son espacios perfectos para practicar fotos de calle, retratos ambientales o jugar con la profundidad de campo.
El corazón verde de la zona es el Parque México, diseñado en los años veinte y originalmente llamado Parque General San Martín, aunque todos lo conocen simplemente como Parque México. Su forma ovalada delata la pista del antiguo hipódromo, y eso se nota en las curvas del andador principal. Ahí aparecen varias oportunidades fotográficas: las fuentes, los estanques, los puentes y el icónico reloj monumental con detalles en relieve y tonos azules, que se ha convertido en un símbolo del parque. A ciertas horas del día, la luz se cuela entre los árboles y hace contraste con la textura del concreto y el agua de las fuentes, creando escenas muy cinematográficas. Además, el parque está lleno de vida: personas corriendo, niños jugando, gente leyendo, parejas sentadas en las bancas. Todo eso hace que cada visita sea distinta para la cámara.
Muy cerca se encuentra el Parque España, que comparte historia con la Condesa y la Roma. Este parque fue inaugurado en 1921 como parte de los festejos por el centenario de la Independencia, en un gesto simbólico de reconciliación con España. Hoy es un espacio más íntimo y tranquilo, con caminos curvos, áreas verdes y una escultura de una mano abierta que fue un regalo de los refugiados españoles acogidos por México, otro elemento ideal para fotografía por su carga histórica y emocional. Entre sombras, árboles y la arquitectura que lo rodea, el parque se vuelve un buen escenario para jugar con encuadres que mezclen naturaleza, arte público y edificios antiguos.
Si uno se desplaza un poco hacia la Roma, zona que dialoga constantemente con la Condesa, aparecen otros puntos clave para la fotografía. La llamada Casa de las Brujas, oficialmente Edificio Río de Janeiro, es quizá uno de los edificios más famosos y enigmáticos de la ciudad. Se trata de una construcción de principios del siglo XX, de ladrillo rojo, con torreón y balcones que recuerdan la arquitectura inglesa y gótica. La forma del techo hace que, vista desde cierto ángulo, parezca el rostro de una bruja, lo que alimentó leyendas sobre apariciones y rituales realizados por una famosa chamana conocida como Pachita. Para la fotografía, este edificio permite explorar el contraste entre lo bello y lo misterioso: detalles de herrería, texturas del ladrillo, juegos de luz y sombra en la fachada, o planos generales que incluyan la plaza y la fuente.

En la misma Plaza Río de Janeiro se encuentra otro punto icónico: la réplica de El David de Miguel Ángel, colocada en los años setenta en el centro de la fuente. Aunque técnicamente está en la Roma, se ha convertido en parte del imaginario visual de la dupla Roma–Condesa. La escultura del David permite hacer fotografías que recuerdan al arte clásico en medio de la ciudad contemporánea: se puede jugar con reflejos en el agua, con ángulos contrapicados que destaquen la estatua contra el cielo, o con planos abiertos donde se vean los edificios que rodean la plaza. Esa mezcla de renacimiento italiano y arquitectura porfiriana, con toques modernos, da un resultado muy particular.

Todo esto se complementa con las pequeñas fuentes y jardineras que aparecen dispersas en plazas y esquinas, así como con los cafés, restaurantes y fachadas art déco que caracterizan a la Condesa. Muchos edificios conservan detalles originales: barandales curvos, vitrales, puertas de madera tallada o balcones de hierro. Para quien hace fotografía, cada puerta puede convertirse en un retrato, cada ventana en una historia. Los reflejos en los cristales, los letreros antiguos y las bicicletas recargadas en las paredes añaden capas a las imágenes.
En resumen, la colonia Condesa y sus alrededores forman un recorrido perfecto para la fotografía urbana. Sus camellones arbolados, las fuentes de los parques, la vitalidad del Parque México y el Parque España, la atmósfera misteriosa de la Casa de las Brujas y la presencia inesperada del David en la plaza convierten a esta zona en un laboratorio visual al aire libre. Más que un simple fondo bonito, la Condesa es un espacio donde la historia, la leyenda y la vida cotidiana se cruzan, dando al fotógrafo la posibilidad de capturar una Ciudad de México diversa, nostálgica y al mismo tiempo muy actual.









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