La creación de las piñatas es considerado un trabajo artesanal, el cual consta de mucho trabajo y dedicación, en especial al diseñarla

Redacción
Desde muy temprano, Lucía va a recolectar papel periódico a los centros de acopio de Tlalnepantla de Baz, ya la conocen, por lo que saben que en estas fechas comprará mucho periódico que se reciclo hace algunos días; es la temporada donde más papel usará para crear sus piñatas.
Ella junto a sus hijos crean el engrudo especial para unir las tiras de periódico que alguno de sus hijos cortó por la mañana, una vez teniendo el molde y el engrudo caliente, comienzan a pegar dichas tiras; en menos de tres horas terminan con 20 pelotas de papel periodico.
Mientras esperan que se secan, sacan de otra bodega los moldes de un día anterior que se secaron el día completo, y es con esas semiesferas con las que comienzan a adornar con varios tipos de papeles y cartones.

Primero hacen los conos, pegandolos a los lados y los cuales, de acuerdo a la tradición mexicana, representan los pecados capitales, posteriormente, con papel fluorescente enrollan esos conos y con tiras de papel crepe los cuelgan en las puntas.
Lucía ya piensa en sus siguientes diseños, con una flor en medio, llenas de papeles de colores, otras con confeti a su alrededor o simplemente con una nochebuena. En cada una de ellas pone un empeño único, la cual hace la diferencia entre las demás.
Este trabajo dura de la noche a la mañana, y mientras su esposo las va a vender a los mercados, tianguistas y semáforos, se preparan para adornar las piñatas al día siguiente.
“Es una tradición muy bonita, cada año empezamos a finales de noviembre a crearlas, y vendemos unas 200, dependiendo la demanda, esperamos que no se acaben las posadas, que los niños sigan con esa emoción de romper una piñata en navidad”, expresó la artesana.
TRADICIÓN ÚNICA. De acuerdo a la Fundación Casa de México en España, las piñatas tienen su origen en China, pero llegaron a territorio mexicano con los frailes franciscanos como herramienta de evangelización, ya que se tiene indicios de que en mesoamérica, algunas culturas, rompían vasijas de barro rellenos de cacao o con algunos tesoros.
Se tiene registros que la forma de picos que conocemos hoy en día surgió en Acolman de Nezahualcóyotl, Estado de México, cuando los frailes comenzaron a celebrar las “misas de aguinaldo” o “posadas” durante los días previos a la Navidad.
La fundación señala en un documento que la piñata cuenta con los siguientes simbolismos:
Los siete picos representan los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Sus brillantes colores simbolizan la tentación.
Láminas de oropel o latón: hacen referencia a los engaños del mundo.
Venda en los ojos: nos recuerda que la fe es ciega.
Palo con el que se rompe la piñata: es la fuerza y la virtud que destruyen los engaños y pecados.
Dulces, fruta, cacahuates y juguetes: son las riquezas del reino de los cielos que se otorgan como premio a la fe y la perseverancia.
De esta forma la tradición de la piñata nos recuerda que la fe ciega y la voluntad vencen al pecado y nos hacen merecedores de las recompensas divinas.
