Alertó que la democracia en el mundo está amenazada por la corrupción, la exclusión social y la marginación, y la indiferencia
El Papa Francisco criticó duramente el populismo durante una conferencia promovida por el Vaticano.
En su discurso, el pontífice denunció la propagación de nuevas formas de racismo y las iniciativas populistas, señalando que estos movimientos son incompatibles con los valores del Evangelio y que muchos creían que tales sentimientos ya estaban superados subrayó que los líderes populistas tienden a instrumentalizar los miedos y sospechas de la gente para justificar políticas autoritarias y excluyentes.
También resaltó que aquellos que se benefician económicamente de la explotación de los extranjeros deberán rendir cuentas ante Dios.
La reacción a estas declaraciones ha sido diversa. Por un lado, muchas personas religiosas y activistas de derechos humanos aplaudieron la postura del Papa, destacando la necesidad de promover el respeto y la dignidad humana.
Por otra parte, los movimientos populistas y algunos sectores políticos criticaron al Papa, acusándolo de entrometerse en asuntos políticos y de no comprender las preocupaciones de las comunidades locales respecto a la inmigración.
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