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SILENCIO INCÓMODO - Nicaragua y sus mártires

  • Un pueblo que exige respetar su fe, y una Iglesia que ha dejado solos a sus ministros

Braulio Colín


Desde niños, mis padres nos enseñaron lo que fue la “Guerra Cristera”, un movimiento social y político en contra de Plutarco Elías Calles y su odio a la Iglesia Católica; nos enseñaron héroes revolucionarios más allá de los que en la escuela nos mostraban.


El general Enrique Gorostieta, Victoriano Ramírez “El 14”, Anacleto González Flores, Miguel Agustín Pro, entre otros. Y aunque investigando más del tema descubrimos que no todo fue una historia entre buenos y malos, rendimos respeto a aquellos que defendieron su fe hasta el día de su muerte.


Aunque tenemos gobiernos que se dicen “cristianos”, no asemejan ser lo que son, y el claro ejemplo es el de Daniel Ortega y su régimen en Nicaragua, que incluso condena a la Iglesia Católica.


Como lo mencionó Juan Pablo II en su momento, no podemos negar los crímenes cometidos por la Iglesia en contra de los pueblos indígenas de América, pero aún así, en las últimas 40 décadas, la Iglesia Católica ha hecho una mejor labor social que los propios gobiernos en latinoamérica.


Es preocupante lo que ocurre en Nicaragua; puesto que Daniel Ortega usó a los católicos de la región para llegar al poder, y posteriormente para atacarlos.


Gracias a mis años como reportero, tengo muchos amigos nicaragüenses que me comentan que la situación en su país es preocupante.


“Desde 2018, que la Iglesia albergó a un grupo de estudiantes que se manifestaban en contra de las nuevas políticas fiscales y económicas de Ortega, este régimen ha estado encima de la Iglesia como si ellos fuesen un grupo organizador de violencia”, expresó uno de mis compañeros.


Un par de semanas atrás fue arrestado uno de los ministros de la Iglesia más críticos a Daniel Ortega; pero a pesar de ser sacerdote, se suma a los cientos de perseguidos políticos por no aceptar las expresiones de los católicos.


A pesar de esto, vemos imágenes aterradoras, en pleno siglo XXI, de sacerdotes encerrados dando la comunión a personas a través de las mallas metálicas. O peor, imágenes de obispos de rodillas pidiendo por los policías que los arrestan.


“La idea de un mundo sin religión es lo óptimo para los hombres, eso es lo que cree Ortega ahora que tiene el poder”, me comentó una de mis ex compañeras reportera.


A diferencia de 1926, cuando esos Cristeros se levantaron en armas en contra de Calles con armas en las manos, hoy son activistas, defensores, estudiantes, ministros y católicos pacíficos que exigen la paz en Nicaragua.


A casi 100 años de este movimiento en México, hoy veremos nuevos mártires de Nicaragua que exigen el libre derecho a expresar su fe y su inconformidad de aquellos que prohíben hablar en contra de los que no respetan su libertad.


“Hoy en Nicaragua gritaremos que viva nuestra patria y que viva nuestra Fe”, comentó de nuevo uno de mis compañeros reporteros.


Hoy el silencio de la Santa Sede es claro, la iglesia en América está sola a pesar de tener un Papa de Argentina; esperemos que al igual que hace 100 años, Francisco no tenga que lamentar la cantidad de sacerdotes, religiosos y laicos que son asesinados por pedir paz.


Un silencio incómodo que tendrá que romper la Iglesia en Europa para ayudar a sus “hermanos” latinoamericanos.


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