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Recorren los pasos de los asesinos seriales en la CDMX




  • Ofrece tour visita a casas donde se cometieron los crímenes más atroces


Gregorio Cabrera


Historias verídicas que salpican sangre al momento de ser contadas por la crudeza con la que hombres y mujeres mataron a sus víctimas sin ninguna piedad y que repitieron en múltiples ocasiones.


Narraciones hechas en el mismo lugar en el que sucedieron los crímenes y que detallan la crueldad con que estas personas les arrebataron la vida a sus parejas, esposos, novias, parientes o cualquier persona desafortunada que conocían en el momento previo.


Conocer de viva voz las sutilezas del engaño con que el asesino abordaba a sus objetivos para saciar esa necesidad de infligir el mayor daño posible antes de matarlos para después, guardar como un trofeo sus restos, cocinarlos y devorarlos o hasta practicar la necrofilia.


Todo esto y más es lo que ofrece el tour de los Asesinos Seriales organizado por la empresa Pulquipedia en la Ciudad de México y que lleva a los interesados a un viaje al pasado recuperando aquellos datos, detalles y anécdotas de los casos más emblemáticos que conmovieron a la sociedad mexicana y que quedaron registrados para nunca ser olvidados.


Las historias de homicidas despiadados son narradas y escenificadas por un grupo de cronistas que van desvelando su identidad y el modus operandi sobre los crímenes que cometieron y detallan hasta el momento en que fueron capturados y puestos tras las rejas, muchos de ellos de por vida.


Son las 7 de la tarde del sábado y la primera parada del tour es la casa de la "Tamalera", María Trinidad Ramírez, quien asesinó y desmembró a su marido una noche de julio en 1971 cansada de los abusos y golpizas que a ella y a sus cinco hijos les propinaba. La mujer le dio varios golpes en la cabeza con un bate de béisbol mientras dormía y una vez muerto metió su cuerpo en un costal y lo tiró en la vía pública; su cabeza la guardó en una olla con agua fría para que no oliera mal y la colocó debajo de su cama.



Días después fue capturada por la policía en la calle de Pirineo, en la colonia Portales. Algunos reportes periodísticos de la época especularon con la posibilidad de que la asesina hubiera utilizado parte del cuerpo destazado para rellenar los tamales que vendía, sin embargo esto nunca se confirmó.


La noche avanza y cubre ya por completo la ciudad y la excursión apenas ha iniciado. Un nutrido contingente de escuchas curiosos no se detiene ante una pertinaz llovizna que ha comenzado a mojar las calles y que le da un ambiente más ad hoc a esta especial expedición. El grupo aborda el “microbús pulquero” para trasladarse al siguiente punto a visitar en la colonia Guerrero.


Se trata del caso de José Luis Calva, mejor conocido como “El poeta” o “El Caníbal de la Guerrero” ya que tenía su departamento en dicha colonia en el número 198 de la calle de Mosqueta y ahí era donde ultimaba a sus víctimas. Es precisamente afuera del inmueble en donde el grupo escucha con asombro la atroz historia de este personaje.



A Calva se le atribuye el asesinato de al menos tres mujeres a quienes seducía para posteriormente matarlas y comerse su restos. Fue detenido en 2007 luego de que familiares de su entonces pareja denunciaron su desaparición y vecinos reportaron un fétido olor que provenía de su departamento. Las autoridades encontraron en el lugar los restos de Alejandra Galeana, su última víctima. El tronco del cuerpo de la mujer fue hallado en un clóset, las extremidades en el refrigerador y pedazos de carne humana frita en un sartén.


El relato del “Caníbal de la Guerrero” ha terminado y un mal sabor de boca ha quedado entre los integrantes del grupo y para combatir ese malestar no hay nada mejor que un buen tarro de pulque que se sirve a los viajeros dentro del “microbús pulquero” durante el trayecto hacia la próxima parada del itinerario: El Palacio de Lecumberri.


CRÍMENES TERRIBLES; CONDENAS BRUTALES


Esta célebre prisión inició su construcción el 9 de mayo de 1885 y fue inaugurada por el entonces Presidente Porfirio Díaz el 29 de septiembre de 1900. Desde ese año y hasta 1976 fungió como penitenciaría; la más temida de su tiempo por los abusos que recibían los internos.



Actualmente el inmueble alberga las oficinas del Archivo General de la Nación, pero nunca se olvidará que en ese lugar estuvieron encerrados algunas de las personalidades más famosas de la cultura y las artes, así como los asesinos más temidos.


Entre los célebres “huéspedes” se puede mencionar al mismísimo líder revolucionario Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, el muralista David Alfaro Siqueiros, el asesino de León Trotsky, Ramón Mercader; el escritor José Revueltas, quien estuvo detenido dos años y medio y fue ahí donde escribió la novela El Apando, que da testimonio del trato inhumano que recibían los reos. Igualmente José Agustín estuvo preso en el lugar y su estancia dio lugar al libro El Rock de la Cárcel. Y hasta el Divo de Juárez, Juan Gabriel, fue uno de los internos y durante su condena concibió la canción "No Tengo Dinero", uno de sus mayores hits.


Pero entre los criminales más renombrados estuvieron Francisco Guerrero “El Chalequero”, quien es considerado el primer asesino serial en México y a quien le atribuyen la muerte de más de 20 mujeres. Guerrero cometió sus crímenes a finales del siglo XIX y principios del XX y murió en una celda de esta prisión. Otro de los célebres reos fue Gregorio Cárdenas, el “Estrangulador de Tacuba”, quien asesinó a cuatro jóvenes entre agosto y septiembre de 1942. Sus víctimas fueron una compañera de la carrera de ciencias químicas y tres prostitutas con quienes cometió actos de necrofilia para después enterrarlas en el jardín de su casa.



“El Goyo” fue sentenciado a 34 años de prisión en el Palacio Negro de Lecumberri, donde estudio Derecho y él mismo litigó su caso y alcanzó su liberación tras recibir el indulto del entonces Presidente Luis Echeverría en 1976. A pesar de sus despiadados crímenes y de su mal estado mental fue invitado a la Cámara de Diputados para ser reconocido con aplausos y ovaciones como uno de los ejemplos de rehabilitación y reinserción social. El México mágico siempre presente.


La narración de estas historias de sangre y muerte son contadas a la entrada de la antigua prisión y una energía extraña se percibe en el lugar por tan solo imaginar los homicidios que cometieron estos hombres y por los que tuvieron que cumplir largas condenas en las crujías de este edificio. La noche avanza y el tour aún no termina, los participantes abordan nuevamente el transporte que los llevará a la última parada para ser testigos del lugar exacto en donde “La Dama del Silencio” cometió su último asesinato y fue capturada al tratar de huir en la colonia Moctezuma.



Se trata del caso de Juana Barraza “La Mataviejitas”, quien fue condenada a 756 años de prisión por el asesinato de 16 mujeres de la tercera edad. Esta asesina en serie se hacía pasar por enfermera o trabajadora social para introducirse a la casa de sus víctimas, que generalmente vivían solas. Una vez ahí les robaba y luego les quitaba la vida para no dejar testigos. El 25 de enero de 2006 tras estrangular a una anciana de 89 años con un estetoscopio fue finalmente detenida después de varios años de evadir a la justicia.


Con esta visita termina esta peculiar e interesante excursión en donde se relatan las historias negras de algunos de los asesinos seriales más famosos de México. Más de 3 horas de escuchar casos de sangre y muerte dejan una cierta tensión que se respira entre la audiencia, pero los organizadores de la Pulquipedia tienen el remedio para ello y como reza el refrán: “para todo mal, mezcal, para todo bien, también, y si no hay remedio, litro y medio…”.


A bordo del “microbús pulquero”, los viajeros brindan para despedir la noche con un buen mezcal acompañado de su rebanada de naranja mientras el ambiente se llena con una risa y comienza a sonar “Una gatita que le gusta el mambo, con todos los malos sale a bellaquear…” . Y así, al ritmo de Bellakath el fin ha llegado y la oscuridad es fiel testigo de un tour que no se olvidará.



Los relatos de los crímenes son contados en el mismo lugar de los hechos al igual que las escenificaciones de los homicidios. El traslado de un punto a otro dentro del tour se realiza a bordo del microbús pulquero que lleva un ambiente festivo. Fotos: Gregorio Cabrera



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