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PAPEL Y TINTA - Los dibujos animados no son lo que parecen


Pablo Camberos


Un aviso antes de empezar. No me gusta Disney. No me gustan sus clásicos, ni los cuentos adaptados ni sus nuevas series y canales de televisión para niños. Me resultan mediocres los guiones. Eso me pasa ahora y me pasaba de niño, por tanto no soy un defensor del universo creado por Disney o de la Warner Bross.


Resulta que no conozco un sólo ejemplo de literatura infantil en el que no se trate de trasladar al niño alguna enseñanza, en el que no se vislumbre una determinada visión del mundo. Pero es que además, también creo, que las caricaturas gringas, transponen valores, visiones, idearios, propios de una sociedad, la de los Estados Unidos. Pero, ¿cómo iba a ser de otra manera?, ¿acaso pretendían que el Speedy Gonzáles defendiese el colectivismo o la abolición de la ley de tránsito fronterizo?


Speedy Gonzáles fue de los primeros personajes en ser descontinuados por fomentar estereotipos raciales. La primera aparición del “ratón más veloz de todo México” fue en 1953 en el cortometraje Cat-Tails for Two dirigido por Robert “Bob” McKimson. En su primera versión Speedy presentaba algunas diferencias, tales como camiseta roja sin pantalón y un diente de oro.


Dos años después Speedy fue rediseñado por los caricaturistas Friz Freleng y Hawley Pratt. Entre las nuevas características del ratón se encontraban su traje típico jarocho y su enorme sombrero de charro. Así Speedy obtuvo su imagen actual.


Speedy Gonzáles apareció en numerosos episodios como el héroe mexicano que defendía a los otros ratones del gato “gringo” Silvestre. En la caricatura Speedy humilla constantemente a sus enemigos con cierta astucia e inocencia. Salsas picantes, trampas ratoneras y la velocidad desmedida del ratón son las armas de este alegre personaje.


En 1999 Cartoon Network prohibió la emisión de la caricatura por fomentar estereotipos étnicos sobre los mexicanos. Sin embargo, la crítica no se dirigía directamente al protagonista, quien era bien recibido por la audiencia mexicana y latina. La controversia radicó realmente en los ratones que acompañaban a Speedy, quienes solían aparecer fumando, bebiendo alcohol o comportándose con holgazanería.


Aún con lo anterior, los principales defensores de Speedy Gonzáles fueron los propios mexicanos, quienes veían en el ratón un héroe que vencía a los norteamericanos gracias a su inteligencia y velocidad. Incluso la Liga de ciudadanos latinoamericanos unidos se refirió al personaje como un ícono cultural.


Me sorprende que diversas organizaciones acusen los creadores de dibujos animados de sustituir la función educativa de los padres. Uno tiene la sensación de que lo les fastidia realmente es la incompetencia alternativa y educativa.


Si les interesa ahondar más sobre el tema, recomiendo un clásico: PARA LEER AL PATO DONALD: COMUNICACION DE MASAS Y COLONIALISMO de Mattelart y Dorfman (1972). Se trata de un estudio crítico (desde el marxismo y el psicoanálisis) de las historietas Disney concebidas como artefactos culturales de uso masivo.


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