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LO QUE DEBERÍA SER - De la Verdad Histórica y otras mentiras



De la Verdad Histórica y otras mentiras.


Tal parece que este concepto de “verdad histórica” está de moda. Y no es para menos,

cuando de ganar reflectores se trata, ¡la política tiene que echar mano de todo!

Si de verdad hablamos, todos, absolutamente todos, tenemos la nuestra.


La que más convenga a nuestra historia y la que obviamente nos dé ese sentido de identidad en nuestro entorno. Verdades hay muchas y cada quien la cuenta como le fue “en la feria”.


Pero sobre todo tiene una gran importancia porque es una verdad que se establece y

legitima desde el punto de vista de las víctimas.


El problema, para algunos, es que la verdad tiene una existencia objetiva, así se conozca o no. No admite grados: "si la verdad es la relación entre el juicio y la situación objetiva, esta relación existe o no existe; por ello no caben términos medios.


Si hablamos de lo que pasó con los 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro

Burgos” de Ayotzinapa, se deberían abordar otros tantos casos tan sólo de nuestra

historia contemporánea, por ejemplo, qué pasó con los estudiantes desaparecidos en

1968.


En ambos casos hay una verdad histórica, que pretende legitimar ese “punto de

vista de las víctimas” En el segundo caso, sí hubo testigos, mismos que ni ellos saben a

ciencia cierta qué pasó con sus compañeros.


De cualquier manera, el Estado creó su verdad histórica, misma que a la fecha, sigue sin creerse. En el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, hoy en día, cada parte de nuestros políticos maneja su verdad histórica.


El problema es que “esa” verdad nadie la quiere aceptar, nadie asume su responsabilidad y por lo tanto este juego de nunca acabar, sólo nos llevará a que este sexenio termine y lo haga con su propia verdad histórica. Así que aniversarios irán y vendrán y los únicos que seguirán con la duda de qué pasó con sus seres queridos, serán todos aquellos que a la fecha aseguran que solamente hay “mentiras verdaderas”.


Los engaños de la Prisión Oficiosa Preventiva


No sabíamos, pero lo investigamos, porque luego dicen que si ya es uno abogado, lo que

es la Prisión Oficiosa Preventiva y encontramos que es una medida cautelar impuesta por

un juez, que consiste en privar de forma temporal a un individuo de su libertad. Pero ese

es el problema…qué entiende el juez por “temporal”, porque a la fecha hay más gente

inocente en las prisiones, y otra, que tiene más de 10 años en “prisión preventiva”.


Señor presidente, usted y todo su séquito dicen que primero los pobres, pero, hay más

pobres en las cárceles de nuestro país que no tienen los recursos necesarios para llevar a buen término su proceso, y eso de asignar defensores de oficio deja mucho que desear, sobre todo, porque sabemos la corrupción que impera en los juzgados ante el bajo o nulo pago que reciben estos servidor públicos en cuestión.


En el mejor de los casos es que algún bufete de abogados pueda tomar “pro bono” algún caso que no cuesta nada al acusado y que podría ser un proceso mucho más sano.


Es evidente que la prisión preventiva oficiosa debe someterse a un análisis del juzgador y

no debe ser considerada sólo como materia de un catálogo de delitos pre impuestos por

el legislador.


El problema es que con la ampliación de delitos de prisión preventiva oficiosa existe falta de entendimiento absoluto del sistema, ya que dicha medida cautelar

debe cumplir con determinadas finalidades. Y sabemos que éstas no se cumplen.


El presidente asegura que el proyecto abre la puerta a la impunidad, mientras que el ministro Aguilar afirmó que los encarcelamientos de oficio violan la presunción de inocencia.


El caso es que en los próximos días, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN),

tratará de resolver si la prisión preventiva oficiosa, podría declararse inconstitucional, a

propuesta del ministro Luis María Aguilar. En el proyecto que presenta el ministro ante el

pleno del máximo tribunal, señalará que “no hay ningún argumento a favor de la

existencia de esta figura, que no se encuentre ligado al uso arbitrario del poder punitivo,

argumentar en favor de su vigencia sólo puede hacerse a la sombra de los derechos

humanos y de forma ajena a la realidad imperante en este país”. Y esto, sí es pensar

primero en los pobres.

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